Un 2008 de despedidas

Y si hablamos de despedidas cuántas tuve este año!
Despedirse es dar el último abrazo sintiendo el calor que en los días venideros extrañarás. Es observar a quien se va sabiendo que su rostro cambiará. Es escuchar aquella voz que estuvo a tu lado conciente de que tus oídos olvidarán el tono y sonará extraño.
Despedirse es soltar la mano y aferrarse a un sinfín de curvas que el camino te enseñará. Es sentir un vacío interno. Es un back up en la memoria que te ayuda a viajar en las vivencias de lo que fue. Es dar vuelta en la esquina y percibir que todo ha cambiado, que nada es lo mismo. Es percatarse de lo sembrado y regalarle una sonrisa al aire. Es avanzar sostenida de los brazos invisibles de quienes se fueron y sentir el empuje de sus manos.
Es vivir y volver atrás. Es valorar y querer regresar. Es extrañar.
Despedirse es abrir paso hacia lo que vendrá. Es esperar el reencuentro y confirmarlo. Es afirmar que nos volveremos a ver. Es ansiar que nada cambie. Es cambiar y seguir igual. Es releer los escritos, mirar videos y fotos, sentir lo que fue.
Es esperar que el tiempo pase y cure, que vuele y nos encontremos, que corra y me ayude. Es volver.

Despedirme con vos fue un gran vacío, acostumbrarme, llorar, extrañar, necesitar, estallar de felicidad en cada búsqueda, aprovechar el tiempo juntos.

Despedirme con vos fue caer en un abismo del que aún no logro escapar, fue llanto desprolijo, arrepentimiento, dolor, cuatro reencuentros inolvidables pero que allí quedaron y dolieron aún más, fue sentir que aquí siempre estuviste, que todo seguía en su lugar. Fue tener esperanza y derramarla. Esa despedida me tiene así, no la olvido.

Despedirme de vos fue mezcla de felicidad y mucha tristeza. Fue separarnos y dejar en la vida la satisfacción de haberte conocido. Estoy transitando nuestra despedida, pero siento que seguís acá, a dos metros míos.

Despedirse es continuar.