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Hay momentos en la vida que son particulares…por su forma, su sentido, su razón de ser.
Hay momentos en la vida que son claves en nuestros destinos.
Momentos que transpiran, momentos que se sienten.
Hay momentos decisivos… son momentos extraños…momentos que uno no sabe si los vive, los piensa o sólo los imagina.
Momentos que no son momentos…momentos que son la vida misma…que pasa delante tuyo y te mira fijo a los ojos.
Son alarmas, casos, situaciones, atenciones…son momentos.
¿Y qué hacer ante un momento que te inclina hacia lo que jamás imaginaste te ocurriría a vos?
Detenerse. Pensar. Evaluar. Imaginar. Proyectar. Sospechar. Inventar. Creer. Resignar. Arrepentirse. Disfrutar. Volver a detenerse. Pensar. Evaluar.
¿Y qué se hace cuando nada acompaña a estos momentos?
….
Silencio.
Y todo se derrumba. Todo.
Y no sabes cómo detenerlo. Cómo continuar tu vida maravillosa.
Y pensas.
Y sentis.
Y esperas.
Y nada, no pasa nada.
Todo lo contrario, lo que no debería pasar.
Y te empieza a pasar.
Y dudas.
Y volves a esperar.
Todo puede cambiar.
Todo.
Y se te va de las manos. No podes controlarlo.
Y esperas esa palabra que durante tantos años deseaste escuchar.
Y la sentís más lejana. Casi una utopía.
Y todo se derrumba ante ti. Todo.
¿Y qué haces en ese momento donde ves pasar tu vida por delante tuyo?
Todo lo que construiste. Todo.
Todo lo que imaginaste. Todo.
¿Haces un último intento o ya nada puede cambiar?
Tiene sentido.
Intentalo. Evaluá.
Todo puede cambiar.
Ya llega. Esperá un poco más.
Y sino cambia, cambiá vos.
Ya es tarde. Pero tiempo siempre hay…
Hace 13 años
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