miércoles, 26 de noviembre de 2008

El cierre

El cierre se rompió en el momento justo en que calzaba sus pantalones lista para asistir al evento. No le quedó opción más que optar por otro vestuario, ofuscada porque el anterior le quedaba perfecto y lo había diseñado en su memoria como el indicado para la conquista. Una vez finalizado el proceso de producción que incluyó aceptarse frente al espejo, maquillarse, volverse a mirar, perfumarse, mirar, dudar, aprobar; decidió irse. Ya estaba llegando tarde. Buscó su cartera, colocó todo lo necesario y mucho más y partió. Abrió la puerta y cuando intentó cerrarla, la llave quedó atascada. Un nuevo cierre que no podía cerrar. Se enfadó, pensó, buscó alternativas. Estaba sola. Muchas posibilidades no le quedaban. Debería faltar a la fiesta, en aquella donde conversaría con sus amigas sobre temas por cerrar. Parecía que el destino ese día le impedía cerrar, finalizar.
Y se quedó con un abanico abierto de oportunidades que debía solucionar: su pantalón, su puerta y la oportunidad de sentirse libre y en paz liberando sus sentimientos en charlas eternas de cigarrillo y café.
Otro día será.

Ayer terminé el Taller de Periodismo Digital que dio nacimiento a mi blog. Excelente. Recomendable. Y hace un par de semanas finalicé la Especialización en Comunicación Institucional que comencé a cursar en mayo. Conlcusión: me quedé sin actividades más que mi terapéutico y relajador pilates.
Y así voy terminando el año.
Hace unos días tuve un sueño medio extraño, en una de esas noches de calor insoportable de pieles húmedas y de pulmones ávidos de aire fresco. Soñé que estaba en una casa vieja y que me desesperaba por cerrar las puertas y ventanas. Y a medida que las cerraba, aparecían más y más aberturas. El fin del sueño fue casi pesadilla que me hizo despertar con el corazón acelerado y el pensamiento estancado en el cierre de las puertas. Algún significado debe tener. No quiero profundizar en Freud y sus explicaciones, pero este es precisamente un año de cierres, no de pantalones ni de puertas, sino de cierres internos que cosan lo que quedó herido, que unan lo roto y que junten los pedacitos de vida que quedaron por ahí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Podrías aprovechar y cerrar el pico ... no?????????

Jejeje..... me la dejaste picando!

Te quiero amichi