Retrocedes en el tiempo y te preguntás cuándo fue. En dónde estaba tu cabeza y tus sentimientos en ese instante. No sabés qué responder. Quizás dando vueltas en la almohada, patenado algunas sábanas enredadas, o divagando por tus sueños tan profundos que a veces confundías con la vida que caminaba a tu lado.
Tal vez te zambullías en esa pileta chata con agua turbia donde enloquecías, y al salir a la superficie respirabas con desesperación de un aire escaso. O estabas disfrutando de ver los insectos trepar por tus piernas y hacer el recorrido indiscutido entre tus pelos.
Nunca supo dónde estabas. Luego de aquella discusión entre actuar y no, te buscó de mil maneras, se empeñó con esfuerzo en tocarte pero siempre sus impulsos fueron fallidos. Sus dedos dibujaban surcos. ¿Dónde te habías metido maldito? Cada vez que la rozabas sentía que tu veneno nadaba en sus venas. La piel comenzaba a marcarse, a erizarse y sus deseos de que desaparecieras se esfumaban en el cielo. Por momentos le susurrabas al oído y no lograba descifrar tu mensaje. ¡Cuánto detestaba esos segundos de intranquilidad…y también de intriga!
No supo a dónde te fuiste. Te buscó…lo juro que te buscó. Pero desapareciste en la madrugada de un día transpirado.
Y así quedó, así la dejaste: con las piernas lastimadas por tus picaduras, ronchas distribuidas y una bronca acumulada de no haberte aplastado, maldito mosquito.
Hace 13 años
2 comentarios:
... o mejor dicho ¡¡¡bicho de mierda!!! jeje
Sos grosa, y no es porque te quiero mucho, sino porque realmente ME ENCANTÓ ESTE POST!
xxs
sí, cómo odio los mosquitos nocturnos que te roban el sueño y hasta que no los matás no te dejan seguirlo... je je .. coincido con la ire, bicho e mierda
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